Saciando mi sed con tu sangre
y mi hambre con ti carne,
me atrapan tus brazos
y me afixian tus abrazos.
Desgarrando tu piel
bebo de tu agria miel;
secando eternamente tus poros,
destrozando la visión de mis ojos.
Sintiendo  placer con el choque de labios;
como bestia me acaricias
y como diosa me idolatras.
Te abro las puertas celestiales,
y juntos llegamos hasta lo inalcanzable.
Entregando los sentimientos
olvido pasado sufrimientos.
"¡Qué me domines!", te grito
cuando mi corazón conduce a ese ritmo.
Con los impulsos entramos en pasión
dejándonos llevar por la intensa atracción.
La delicia de mi piel me encamina a otro mundo,
tu veneno me ahoga quemándome en lo más profundo.
¡Abusa de mí!, no me importa;
el ardor de mis deseos me corta.
Como llama de fuego
a Afrodita le ruego,
el gusto y sabor
del éxtasis de este inquieto amor.
Enterrando en tu pecho mis uñas
dejo las palabras totalmente mudas.
Oliendo tu perfume que estremece
y tu aliento que tanto enloquece,
desarrollamos el placer
llevando acabo el extremo querer.